Insertan un GIF en el ADN de una bacteria viva con el «corta-pega» genético
La técnica CRISPR transforma las células de la E. colli en duraderos dispositivos de almacenamiento.
La revolucionaria técnica CRISPR, el «corta-pega» genético que permite borrar, añadir o cambiar genes a voluntad, parece tener posibilidades infinitas. La última aplicación la ha encontrado un grupo de investigadores del Instituto Wyss de Ingeniería Biológicamente Inspirada de la Universidad de Harvard, que la ha empleado para insertar imágenes y un GIF, un vídeo corto, en el ADN de una bacteria viva. Este logro, que aparece publicado en la revista Nature, se añade a anteriores demostraciones de que el «código de barras» de la vida proporciona un medio prometedor para almacenar datos digitales dentro de células vivas.
En un mundo en el que se producen cantidades ingentes de información, son necesarios sistemas de almacenamiento cada vez más capaces. Y el ADN resulta fantástico para ello, ya que es un material que puede durar decenas de miles de años sin corromperse. Además, a no ser que ocurra una revolución biológica sin precedentes, no parece que vaya a quedarse obsoleto como un CD o un DVD. En otras ocasiones, los científicos han logrado insertar en ADN sintético vídeos de alta definición, música o sonetos de Shakespeare. Incluso han diseñado con material genético el «pen-drive» más eficaz hasta la fecha, capaz de guardar miles de millones de megabytes en un solo gramo.
Ahora, los investigadores del Wyss han transferido información a células vivas con el sistema CRISPR. En concreto, han empleado dos proteínas, Cas1 y Cas2, para hacerlo. De esta forma, introdujeron en el material genético de la bacteria común Escherichia colli unas imágenes de manos, que recuerdan a las que dejaron los primeros seres humanos en las cuevas, y una secuencia de una de las primeras películas, «El caballo en movimiento», del fotógrafo e investigador británico del siglo XIX Eadweard Muybridge.
En el futuro, este dispositivo de registro molecular podría permitir que las células, como si se tratara de un disco duro biológico, graben los cambios clave que experimentan durante su desarrollo o durante la exposición a señales ambientales o patógenas, información que luego puede ser aprovechada en cualquier momento.
Además de establecer que el sistema CRISPR puede permitir el registro de cantidades prácticas de datos en células vivas, el estudio también revela nuevos conocimientos sobre el funcionamiento de esta técnica. Por ejemplo, los autores determinan qué secuencias son las mejores para transferir datos al genoma, lo que también podría conducir a otras aplicaciones.
Fuente informativa: ABE.es / Ciencia / J. DE J. Madrid
Fecha de publicación: 12/07/2017 - Actualizado: 13/07/2017